jueves, 2 de septiembre de 2010

Antes de venir aquí

¿Te acuerdas antes de venir aquí?

Sí. El mar.

A ti te daba más miedo que a mí, y yo te agarraba fuerte de las manos. ¿Qué habrá debajo, qué habrá debajo? Entonces me escondía y te tocaba el culo. Tú te reías, pero salías con la cara roja de la vergüenza. Íbamos al mar, nos servía para ocultar en él nuestros juegos. Como un enorme cofre de tesoros.

Sí, claro que me acuerdo, que justo el día antes de venir nos fuimos de noche. ¡Qué frío pasamos! No era frío, más bien que nos pusimos tristes.

Pero tú más.

Bueno, tú es que escondes hasta las lágrimas, siempre haces igual: te pones tus gafas de sol aunque sea de noche. A ti cuando lloras, en vez de lágrimas, te salen de los ojos unas enormes gafas negras.

Sí, siempre las llevo conmigo, por si acaso.

Oye, ¿vas a presentarte entonces?

¿Lo dices en serio?

Por supuesto, muy en serio. Recuerda: ya empezó el juego. Y yo no te conozco, así que preséntate.

Vale, pero después de ti.

De acuerdo, pero si te quitas esas gafas horrorosas de una vez.

Bueno, pero si me prometes que vas a decir algo y no te vas a poner a hablar y a hablar sin decir nada.

Anda, mira quién habla.

Vamos, que es mentira.

Pues sí.

Pues no.

¡Ay!, ¿podemos empezar el juego?

Él se quitó las gafas al mismo tiempo que ella le pasaba una mano por la mejilla.

Hola, mi nombre es...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

Relato Nocturno Copyright © 2010